Para Pierre Brochant y sus amigos el miércoles es el día de los idiotas. La idea es simple: cada uno debe llevar como invitado al mayor idiota que encuentre. El ganador será el que lleve a la cena al idiota más espectacular. Esa noche, Brochant está pletórico: ha encontrado una auténtica joya. Un idiota redomado. François Pignon, un chupatintas del Ministerio de Finanzas, es un hombre apasionado por sus construcciones hechas a base de cerillas. Lo que Brochant ignora es que Pignon es un auténtico gafe, un maestro en el arte de provocar catástrofes.