¿Qué pasaría si en la verbena de San Juan una mano invisible, nada inocente, escogiera catorce personas al azar y un libro titulado «El sueño de una noche de verano» para organizar un viaje divertidísimo a través de una Barcelona bañada en fuego y todo se covirtiera en un juego delirante de amor, pasión y celos? ¿Que podría pasar si Marga (Marta Fernández Muro), una directora de cine alcohólica y miope, se quedara sin protagonista para su próxima película una semana antes de empezar el rodaje? ¿Y si su amante, Nacho (Àngel Burgos), fuera un antropólogo impotente que aprovecha sus viajes a Sudáfrica para traficar con diamantes? ¿Y si Baba (Lloll Bertran), una peluquera post-moderna, decide romper su relación con Lluís (Camilo Rodríguez), un gigoló que trebaja como transformista, porqué tiene que elegir entre matenerlo a él o a su psiquiatra?
¿Como podríamos combinar estos personajes con Agustina (Amparo Moreno), una viuda propietaria de una sombrerería que ha hecho del insomnio su segunda profesión, y que para acabarlo de liar, tiene una hija santa, Maria (Blanca Pàmpols), estudiante de Biología, que está a punto de morir de anemia por culpa de los estigmas? ¿Y si todo esto lo mezclamos con el señor Oliveros (José Maria Cañete), un gángster de opereta, propietario del cabaret donde trabaja Johnny (Mingo Ràfols), una especie de duende multiforme y polifacético en un año sabàtico? ¿Y si añadimos cuatro estudiantes de Biología enamorados de quien no debieran: Cristina (Mònica López), una ecologista de lengua afiladísima, Carme (Maria Lanau), «la más zorra del lugar», Xavier (Marc Martínez), un pijo amanerado y Pere (Santi Ricart), un sinvergüenza simpàtico? Desde luego, si una mente enferma quisiera organizar un lio de tal embergadura la verbena de San Juan sólo podría ser esta noche o jamás.